Si hay una figura denostada por la ciudadanía, esa es la de los liberados sindicales. Una figura desgastada y procedente del absentismo laboral, además de los intereses particulares de quienes genuflexionan ante el sindicalismo vertical. Decía Franklin que «la constancia logra las cosas más difíciles»; por eso en ello nos empeñaremos y nuestro objetivo es alcanzar la luz. Sin duda, esa resplandecerá. Ya va siendo hora de que los vagos, maleantes, caraduras, fantasmas y voceros pongan su grano de arena a producir. Si la crisis la vamos a pagar los funcionarios, en vez de pagarla el ámbito privado, no se consiente que nadie esté con las manos paradas. Y menos aún los sindicalistas que, hasta el momento, han vivido cara al sol.
En ese sentido, el alcalde de Valladolid ha puesto el dedo en la llaga. Actualmente los liberados del sindicalismo vertical, y de los demás sindicatos, aunque sean sectoriales, no acuden a su puesto de trabajo y cobran del empresario. Estamos ante un fraude y un claro perjuicio a los compañeros de trabajo. De ahí que el ínclito, Francisco J. León de la Riva, ilustre y excelente alcalde de Valladolid, haya propuesto que para dar ejemplo, los liberados trabajen por la mañana y dediquen la tarde al sindicato. Es justo y necesario. Como es ético y obligado.
Desde aquí brindamos nuestro apoyo al señor alcalde y proponemos que no se pague a los liberados sindicales, y menos aún a los que están liberados en el sindicato vertical unificado (CCOO-UGT) si no acuden a su puesto de trabajo. El Ayuntamiento de Valladolid debería de planteárselo en serio y llevarlo a cabo. Además de recibir el aplauso de la ciudadanía, sería un punto a favor de cara a las elecciones sindicales, pues es algo que muchos trabajadores venimos proponiendo al Gobierno socialista, sin que éste haya llegado a respondernos. No estaríamos desdiciendo el planteamiento constitucional, por lo que es una idea que hay que plantear en cada momento y en cada foro, siempre que haya ocasión.