Con los últimos escarceos por colocar a la reina del pesebre, Irene Montero, Pablo Iglesias demuestra que se le ha subido a la chepa la tucana del desempleo a la cabeza del artificio SUMAR. El delfín de pico afilado, híbrido de mamífero pensante y pájaro de mal agüero, ha impuesto la doctrina atrabiliaria comunista, beligerante y excluyente, por la consigna bolivariana de aglutinar a la ultraizquierda que tantos favores debe al Delcygate y al chantaje del sátrapa monclovita que ha regalado cuatro años de coche oficial a una manada de ineptos. Se exige una representación somera de lo podemita. Si no estuviéramos en una España pacificada, estos se mataban en pos de los residuos del pastel que han carroñeado a costa de la ruina de España. Yolanda Díaz se frota las patitas a la espera de recoger los frutos de la ineptitud con los que premia la izquierda a sus más inútiles líderes, relevado el podemismo hacia las lindes de la extinción.
Pablo Iglesias pretendía el retorno una vez disipado el hedor de su derrota por Madrid y ha descubierto que la delfina se ha crecido y se columpia en la jaula de oro que el hijo de terrorista-según afirmación judicial-acondicionó para asegurarse el regreso y la opípara manduca de vivir como un parásito del Estado. Usaba a su concubina como llave para que no se le cerrara la puerta del chollo, la que ahora ha sido condenada a pagar 18.000 euros por bocazas. A saber si sólo es el principio de un peregrinaje judicial estando en lontananza las cuentas pendientes de la corrupción. Irene Montero podría recoger la siembra cizañera de estos últimos años, condena tras condena después de haber atacado a los jueces…y no será que no estaba avisada…