«Desde el aterrizaje de la iletrada y esperpéntica Irene en el Ministerio de Igual-Da, la desprotección de las mujeres ha aumentado considerablemente»
Por Jesús Salamanca Alonso / El dramático hallazgo en Gijón de una niña de seis años muerta en la casa de su madre es una tragedia más, inimaginable y cruel. Lo ideal para la ministra de Igual-Da hubiera sido que sucediera al revés para poder vociferar, hablar del infernal feminismo y poner apellidos a lo que es violencia con mayúsculas. La violencia no debe clasificarse y tampoco apellidarse. Esa siempre es violencia, aunque no sentida, ni entendida cuando se pone en boca del comunismo libertario de la siniestra extrema.
«El poder judicial está de la vocinglera ministra hasta el pico de la boina y antes o después deberá pagar su intromisión, propia de una analfabeta funcional inducida por iletrados asesores, chapuceros militantes y mediocres compañeros, muchos de ellos condenados por causas diversas. ¡Hasta la manada de Pamplona verá reconocidos sus beneficios penitenciarios!»
Por educación seguiremos hablando de presunción de inocencia, algo que no parece saber interpretar el tal Grande Marlasca (sin “k” y sin guion entre apellidos), porque ni siquiera lo hizo cuando el suceso de Valladolid, que resultó ser un suicidio. Claro, a él y a la muchacha de «medio mandil» de Igual-Da les falta tiempo para soltar la espada de Damocles, caiga en la cabeza que caiga. Precisamente por eso, son el hazmerreír del Gobierno socialcomunista, bien es verdad que el título de fantasmas y payasotes falsarios se lo reparten entre varios, incluso compiten por ello.