Me sorprende que Sánchez y Montero quieran echar el mochuelo a la CNMC para encargarla de vigilar la prohibición de las repercusiones bancarias.
Por Jesús Salamanca Alonso / Analista político / Editor / En esta España nuestra salta la liebre o el gazapo cuando menos se espera. Nadie duda de que el presidente socialista y felón cargará con muchos mochuelos en los próximos años. Está rodeado de corrupción, malas artes y peor gestión. España ya parece una subasta de tramposos, jueces en lucha, gobernantes irresponsables, ladrones del dinero a los parados y jueguecitos para implantar el impuestazo a la banca y a las energéticas, entre otras guerras sin cuartel. Cada día huele peor en los alrededores de Moncloa y Ferraz. De nada le va a servir a Sánchez clamar a Poncio Pilatos porque los españoles ya no comulgan con ruedas de molino.
La UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal) ha abierto un nuevo flanco de investigación donde Podemos aparece y el titular de decenas de cuentas bancarias –un tal Monedero, ya acusado en su día de fraude fiscal, además de insultador habitual de periodistas honrados—no tiene otra ocurrencia que cargar contra García Castellón, una de las joyas de la corona y alejado del protagonismo al que nos tenían acostumbrados el tal Garzón, expulsado de la Judicatura o el hoy escondido, Pedraz.