La gestión de EGMASA está siendo investigada y Espadas tiene todas las cartas para salir trasquilado y muy debilitado en estas elecciones del 19J.
Por Jesús Salamanca Alonso / Si antes del debate ya se veía mal la situación de Juan Espadas, pasado ese nadie se acerca a él. No tiene el apoyo de los gurús del socialismo vetusto y tampoco el de los jóvenes, que huyen de esas siglas como infierno que quema al diablo. A su bola van Felipe González, Griñán, Chaves, José Blanco y un largo etcétera; es más, Alfonso Guerra está desmarcado desde hace tiempo, pero tratándose de Espadas no quiere oír hablar de elecciones andaluzas con el titular de la «banda del WordPerfect» (Olona dixit) como cabeza de cartel. Un mal diestro para una peor corrida o un bandolero bajado de Sierra Morena.
Pensaban en Moncloa que Iván Redondo era el motivo del desajuste cuando, en realidad, el culpable del desbarajuste no es otro que Pedro Sánchez «El mentiroso», como le dijo a la cara el vecino charro de Calvarrasa: «¿Es usted Pedro, el mentiroso?». Ahora se tiran de una oreja en Moncloa y no llegan a la otra. Con la expulsión del dron de Sánchez no han resuelto nada, ni siquiera se han quitado del medio a la tropa de asesores que invadieron Moncloa y pululan como muertos vivientes. Eso enfada al presidente, pero también lo desespera. Ahora se da cuenta del exceso de mediocridad e ineptitud de quienes se ha rodeado. Sigue leyendo