Jesús Salamanca Alonso / El ridículo también se ha apoderado de la todavía ministra de Hacienda y Función Pública, consejera en uno de los gobiernos de la «sultana» Díaz. No oculta el robo a parados y a la ciudadanía andaluza.
Sin duda, le perseguirá ese «me siento orgullosa de nuestra gestión en la Junta de Andalucía». Dios los cría y ellos se juntan para trazar la estratagema a seguir. Robo de dinero público, gastos desorbitados en lupanares de Sevilla, Córdoba y Cádiz, además de sentencias de cárcel para numerosos altos cargos del Gobierno andaluz.
¿Y todo eso es para sentirse orgullosa? A «Chiqui» le costaría menos mirar al cielo y pedir perdón que quedarse en simple «cebollona».