El mundo empresarial español comprobó ese día que la ministra era un simple cencerro y un cabestro al que llevan de Huelva a Lérida y de Coruña a Málaga.
Por Jesús Salamanca Alonso / COSAS DE UNA BAILARINA / Nadia Calviño se ha creído por encima del bien y del mal, pero ha hecho el ridículo más desmedido. En vez de despreciar el acontecimiento para el que fue invitada, debería de haber incitado a Pedro Sánchez para que diera explicaciones sobre la empresa de plásticos PLAYBOL, propiedad de sus padres, o sobre la deuda con Hacienda de la empresa de su marido y los tejemanejes de la misma para repartir el dinero que no es de esa empresa. Cuando el TSJ saque a la luz las comisiones disfrutadas y repartidas, a alguien se le va a caer la diadema a pulso y algo más.
Ser la única mujer no le da derecho a no hacerse la foto de rigor, humillando a empresarios, especialistas y gente de raigambre en el mundo económico y empresarial. Pura chulería para la galería. Simple desprecio para decir que ella es más que los demás y que ser mujer le da derecho al machismo que ha demostrado.