Sería una lástima que las neuronas de esta tropa de ministros no les diera para pensar con más ética y sensatez sobre lo mucho que están haciendo mal.
Sabido es que no se puede pedir peras al olmo y mucho menos honradez a un ministro socialista.
Son ellos los que crispan el ambiente y no la ciudadanía. ¿Habían visto tanta crispación y odio antes de que llegara el fullero «marqués» a la política y su «jauría» de verduleras y bocachanclas? Pero la estrategia pasa por volver el rabo, como siempre hace la izquierda que se siente culpable y cazada en embuste, embeleco o engañifa.
Les da igual: esta cuatropea de ministros es de los de «dame pan y llámame perro, aunque sea con tres erres»