¿Quién cree en este ministro? Si hasta su apellido es un «fake» y el guion que une el primer apellido de su progenitor con el primero de su progenitora se lo ha inventado.
Hasta ahí llega la paparrucha y la falsía de un tipo que se ha ganado a pulso los abucheos del respetable.
Parece haber olvidado que sus propios compañeros de Bilbao le recordaron que «la cobardía no era propia de un juez» y que ese no era el camino.
¡Cuánto se habrá mofado la Benemérita de este personaje desnortado! Hasta los simples «Ahumadas» siguen apuntándole con el dedo como diciendo «¡Menudo esperpento nos ha tocado para lidiar!»
Ni siquiera ha tenido cargo de conciencia permitiendo el desfase salarial entre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con respecto a la siempre sospechosa Policía autonómica.