Carles Puigdemont está donde siempre acababan los delincuentes españoles buscando protección. Bélgica sigue siendo un paraíso para facinerosos.
Por Jesús Salamanca Alonso / Han pasado varios años desde que el ‘valiente’ Puigdemont abandonó España metido en un maletero, cual polizonte programado y por temor a que la Justicia le hiciera pagar los platos rotos. Tras mil y una peripecias, aprovechamiento descontrolado de dinero público, malversación y disfrute de escoltas de la Generalidad a su servicio, ahora resulta que pretende instalarse en Bélgica con toda su familia. Bendita decisión de este ‘mocho’ “botifler”
Puigdemont está donde siempre han acabado los delincuentes españoles buscando protección. Tristemente, Bélgica sigue siendo un paraíso para los facinerosos; con tal de hacer daño a España, lo mismos acogían a etarras que a fugados de todo tipo. Creo que los habitantes de este territorio tienen ojeriza a España desde que los Tercios españoles los hicieron correr con los calzones por las rodillas. Pero eso lo cuento otro día. Sigue leyendo