No ayudan mucho sus socios comunistas de Gobierno que, dicho sea de paso, no saben qué régimen gobierna en Cuba.
Por Jesús Salamanca Alonso / España no había dejado de ser una olla a presión y el presidente Sánchez, como si todo estuviera resuelto en España, se marcha de viaje ocioso e inútil a Nueva York. Lo cierto es que allí no ha conseguido nada: ni inversiones, ni confianza, ni nuevas promesas de facturación ni nuevos proveedores. La desconfianza económica en España es tal que, mientras el empleo esté en manos comunistas y la política con dependencia socialista, tendremos menos inversiones foráneas que un tacaño en Cataluña. Si Sánchez pensaba que tal vez mañana podrían cambiar las cosas, lo cierto es que –como decía Juan Manuel Serrat—ese mañana es sólo un adverbio de tiempo. Sigue leyendo