Sánchez ha abierto un escrutinio ministerial para entretener al personal mientras otorgan los vengativos indultos a los calamitosos golpistas.
Por Jesús Salamanca Alonso / Hace unas semanas nos parecía que el Gobierno estaba moribundo y tenía los días contados. Hoy ya sólo veo ‘difuntos’ en el Gobierno. “No somos nada”, dice la tan manoseada expresión de duelo. La tentación no ha encontrado flaco al Gobierno porque llevaba mucho tiempo ocioso y fondón, remedando las palabras de San Francisco de Sales.
Todo comenzó en Murcia con la traición de Ciudadanos y se remató en Madrid. La estocada dejó casi inmóvil a la líder de Cs y la presidenta acabó sin despeinarse: dos largas cambiadas, un pase firme y faena completada. Con ello salvó la economía de Madrid. La falsa y mentirosa doctorada, Mónica García, acabó de dar la puntilla al morlaco ‘sociata’ que acabó contra las tablas; el comunismo desnatado y de aguachirri, liderado por Íñigo Errejón, arrodilló al funesto y traicionero socialismo. La nueva historia de la economía madrileña y de su garantizado crecimiento se escribirá a partir de aquí. Sigue leyendo