Cuando los políticos (sean de la ideología que sean) asaltan la educación por la tremenda, casi siempre el gran perdedor es el profesorado.
Por Jesús Salamanca Alonso / Cada vez que el socialismo mete la cuchara en la educación, acaba dando la comida a los mismos y deja con hambre a la mayoría. ¿Se acuerdan de la LOGSE, a partir de 1990? Pues, eso mismo. Ni les cuento lo que sucede cada vez que se les llena la boca a los ministros con conceptos como: democracia, igualdad, equidad, reparto, calidad, mejora, valores, competencias, bagaje competencial, currículo, valoración o evaluación en sus diferentes formas. Con ello creen haber inventado un nuevo Cosmos, sin entender que en educación está todo inventado. Tan sólo hay que completarlo con profesionalidad docente y dosis de paciencia y cariño en la transmisión del saber, sin olvidar a la necesaria conjunción de padres, profesorado y alumnado. Con todos esos ingredientes, si se saben ‘agitar’ en perfecto cóctel, casi siempre obtendremos un gran resultado.
Lo que suele suceder es que, cuando los políticos (sean de la ideología que sean) asaltan la educación por la tremenda, casi siempre el gran perdedor es el profesorado. Curiosamente es el mismo profesorado que acude en ayuda del sistema educativo cada vez que se detectan fallos y lagunas, ambos creados por el político de turno. Miren ustedes: La LOGSE tendía a igualar a todo el alumnado, pero lo hacía por abajo; es decir, discriminaba y condenaba al alumnado medio y al que destacaba, como si los derechos no fueran para ellos. ¡Cuánto daño trajo la LOGSE y cuánta angustia han aguantado muchos padres!