“Cuando gruñe se entiende que habla, cuando gesticula, con el espíritu, parece que grazna”.
Por Ignacio Fernández Candela / EL CORREO DE ESPAÑA / Arremeter contra una menor, la futura Reina Leonor, mal les pese, solo está a la altura de un hombre para la historia como es el acorazado del Congreso: condenado por la justicia, impune en la política. Valiente malabarista. Del otro rufián, catalanista, ya se sabe: Dios los cría.
A mí me parece pintón el esbelto Echenique, grácil como una mariposa no parece pesar en la gravedad política aparentando poca cosa. No por lo fisonómico, digno de encomio, el esbelto Echenique es un volador sin capa, un supermán del camuflaje que lo mismo defrauda y comete abusos laborales, como denuncia las faltas de lo ajeno, rompedor crítico de poco ejemplo personal, y aquí no pasa nada.