No se descarta que, el desprestigio por su hábito de mentir y las amenazas a las CC.AA., sean su aval para abandonar la primera línea nacional.
Por Jesús Salamanca Alonso / Nuestra todavía ministra de Hacienda sigue obsesionada con los ricos. Parece que tal obcecación le viene de su relación de juventud con el cura rojo, don Manolo. Éste influyó sobremanera en ella durante su militancia comunista radical. Cuentan las buenas lenguas que su obsesión se extendía a luchar por lo igualitario, pero nunca lo entendió; hasta el punto de confundir igualdad con equidad, lo que dice mucho de su incultura política, a lo que hay que unir su analfabetismo financiero: ella misma lo confesó cuando pasó de la consejería de Salud a la de Hacienda. Sigue leyendo