Nunca, durante nuestra democracia, habíamos tenido un nivel de políticos tan bajo ni un nivel de mentiras y corrupción tan alto.
Por Jesús Salamanca Alonso / ¡Qué facilidad para mentir tiene el señor ministro de Interior! Se nota que tiene un buen maestro en la persona de Pedro Sánchez: todo un experto en mentir y engañar. Aquel personaje del cuento, Pedro, sólo tenía igual el nombre y además únicamente mentía con el lobo y su llegada. Nuestro presidente no se ha especializado en una sola mentira: lo miente, trifulca y tergiversa todo; da igual un título que un doctorado. Miente hasta al lucero del alba. Con la COVID-19 ha sido el no va más, incluso crea guerras entre comunidades o se salta la norma para ocultar “expertos”.
El ministro Marlaska ha mentido al Congreso y lo ha vuelto a hacer en el Senado. Si le quedaba algo de prestigio, lo ha perdido. ¡Quién le ha visto y quién le ve! Tampoco se ha cortado a la hora de crear un cadáver más: ha ido ciego a por Montesquieu. Estoy seguro que detrás de ese atentado hay alguien más en forma de presidente, fiscal general… ¡Vaya usted a saber porque mienten más que hablan! Todo un juez instando el cese del coronel, Diego Pérez de los Cobos, por no facilitarle información sobre la causa judicial del 8M. Para llegar a eso es que el Ejecutivo ha tenido que ver algo muy grave y preocupante, aunque con las declaraciones de la “marquesa” en la TV vasca cada vez tiene menos dudas la población. Sigue leyendo