Los delirios totalitarios del gobierno Sánchez-Iglesias siguen dándose de bruces contra la realidad diaria.
Por Jesús Salamanca Alonso / El tiempo pondrá a cada uno en su sitio, y a cada una, al igual que demostrará que no es plausible la nefasta gestión del “marqués” de Galapagar respecto a las residencias de ancianos, su competencia. También es un hecho constatable el agotamiento del proyecto de Pedro Sánchez: no puede seguir viviendo de la propaganda pagada del erario público ni de la fabricación de bulos para echárselos en cara a la oposición. Sírvanos como ejemplo la fechoría de Grande-Marlaska con lo sucedido en Valladolid: mientras él difundía en la SER que estábamos ante otro caso de la mal llamada “violencia machista”, el delegado del Gobierno en Castilla y León decía que había sido un suicidio, como así fue. Con eso entró en quiebra técnica el instigador de bulos y su fábrica de ellos.
La máquina de bulos está oxidada, a pesar de las patrañas-lanzadera de Grande-Marlasca, “LaSextrola” o “Sextapo”, “Newtrola”, Ferreras, Evaristo, Wyoming, José Zaragoza, José Luis Ábalos, Unidas Pandemias y los medios mercenarios, beneficiarios de los 15 millones de euros: un dinero que intentan justificar los adjudicatarios a paso tendido y al que se unirán muchos de los “titiriteros”. Está muy claro que el Gobierno precisa defensores pagados, mercenarios a sueldo para que defiendan su gestión, pues el gobierno de Sánchez –manipulado y mediatizado por el sectario comunismo del “marqués” de Galapagar– ya no sabe cómo diluir sus reiteradas y múltiples negligencias. Los delirios totalitarios siguen dándose de bruces contra la realidad diaria. Sigue leyendo