Permanezcan atentos porque, cuando mejore la situación, saldrá ufano el presidente Sánchez y echará los méritos en su capacho o en el de su incompetente Gobierno.
Por Jesús Salamanca Alonso / El ministro de Sanidad, Salvador Illa, sigue dando vueltas al pico y a la curva, como si la ciudadanía no supiera analizarlo. Nos toman por inútiles, por lo que me preocupa que el ladrón piense que los demás somos de su misma condición. Todo un filósofo para gestionar una pandemia: en Europa se piensa que España no tiene epidemiólogos, infectólogos y otros especialistas en virología. Desde el domingo, parece que hemos alcanzado el pico del coronavirus pero –como lunes y martes es fiesta en algunas CC.AA.– hay que tomárselo con prudencia y confiar en que no se vuelva a disparar con la vuelta a la situación primera del estado de alarma.
Celebrar los datos del lunes — como ha hecho el ministro de Sanidad– es una falta de ética, respeto y de decoro. Es cierto que ese día de esta misma semana, los nuevos contagios han sido 3.478; es decir, han disminuido respecto a los días anteriores, pero de ahí a celebrar algo, no tiene sentido. Por cierto, mientras el ministro se pierde en celebraciones, su coterráneo catalán y consejero de Interior se queja por la cantidad de mascarillas recibidas: consideran que “la cifra de 1.714.000 mascarillas son una supuesta referencia al año de la caída de Barcelona en la Guerra de Sucesión”. Sin duda es para enmarcarlo. Está claro que, cuando la gente no tiene nada que hacer, se dedica a matar moscas con el rabo y a demostrar que es más tonta de lo que se suponía. Sigue leyendo