Mientras las comunidades autónomas adoptaban medidas preventivas y encargaban material sanitario, el gobierno se dedicaba a poner trabas a la gestión de las mismas y a engañar a la población.
Por Jesús Salamanca / El 8M ya es una “desgracia nacional” para España; una fecha para nunca más volver a celebrar por la sentida tragedia que ha dejado en el país y en muchos otros donde se ha celebrado. Y todo ello a pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de no celebrar actos multitudinarios. En España aún no hemos perdido la libertad de expresión, por eso hay que ir con la verdad por delante: el acto de multitud, traducido en manifestación por la falsa igualdad, se celebró porque Pedro Sánchez es rehén de la ultraizquierda, del comunismo decimonónico y de su tribal defensa de ideas adoquinadas. Dio la impresión de que no quería más el desgobierno que ya impera. Sigue leyendo