“A nadie le va a extrañar si empieza a oírse eso de “¡Gobierno, asesino!”. Van a recoger lo que sembraron con el Prestige, el 11M, la crisis económica de 2008 y el Yak-42″
Por Jesús Salamanca Alonso / Oriol Mitjà es hoy el mayor azote del Gobierno y nadie, hasta ahora, había cantado las verdades del barquero a Pedro Sánchez ‘Plagio’ y su “bigobierno” socialchavista. Los gestores sanitarios que han conducido tan mala esta crisis no salen mejor parados.
Le ha faltado tiempo al infectólogo salir a Twitter y pedir la dimisión del mal llamado Comité de Emergencia Español. Según los expertos, sí era evitable esta crisis sanitaria, pero ha faltado anticipación y previsiones. La imprevisión del Gobierno ha hecho que ya superemos los MIL MUERTOS. Esos y los que vendrán son culpa de este Gobierno ruin, desorganizado, mediocre y desnortado. Es sabido que empezaron desenterrando un presunto muerto — aunque solo estaba la caja– y ahora llevan enterrados más de 900 españoles.
A nadie le va a extrañar si empieza a oírse eso de “¡Gobierno, asesino!”. Va a recoger o ya está recogiendo lo que sembró con el Prestige, el 11M, la crisis económica que negó y el Yak-42 en Turquía. De hecho ya hay programadas caceroladas controladas para este domingo, a las 12:00 horas, y todos los días a las 21:00 horas, para salir a las ventanas y balcones y hacer sonar ollas, cazuelas y otro menaje de cocina al grito de “¡Gobierno, asesino!”
No se ha ido más allá de pedir calma a la población y de reiterar que “está controlada la crisis” (Echenique) o “Todo lo tenemos organizado y calculado” (María Jesús Montero), cuando en realidad ni habían aterrizado en el tema. Lo de Carmen Calvo es para otro día en su afán de pedir que todas mujeres acudieran a la “manifa” porque “en ello va su vida” o repitiendo, cual loro borracho que “el machismo mata más que el coronavirus”. ¿Y ahora qué, dónde se esconde tanta calamidad desorejada y tanto ‘jilguero’ piador? No evitar lo que ahora sufrimos ha generado tristes consecuencias en la salud pública. En el argot médico se llama “negligencia” (Mitjà). “Sus mentiras, nuestros muertos”.