No va a trabajar al puesto que se creó para ella, pero para hacer el ridículo siempre acude presta.
¡Vergonzoso! Ahí las tienen. No creen en el feminismo porque no saben lo que es; defienden la misma línea que la barragana de Iglesias; es decir, nada. Siguen ancladas en la caverna. Abanderan a un colectivo de mujeres que piensan que el feminismo son los insultos al adversario político, en vez de la igualdad entre hombres y mujeres y la celebración de los logros de la mujer trabajadora. También representan la vergüenza de haber creado, o haber contribuido a ello, los chiringuitos de mujeres que viven de la subvención para nada, excepto para pagar el voto de estómagos agradecidos.
Ninguna de las aborregadas de la foto saben qué pintan ahí. Calviño representa el capitalismo más brutal y la diferencia entre las mujeres; Calvo representa el descontrol, la contradicción y el absurdo, en tanto que el “Begoño” no representa nada ni a nadie: tan solo ha aprovechado la circunstancia de que su okupa tocó poder: jamás ha logrado nada por sí sola, todo se lo debe a otros.