“No sólo son rancia casta sino que ya son el hazmerreír de esta España nuestra que tan bien ha retratado a los políticos a lo largo de la historia”.
Por Jesús Salamanca Alonso / Aquellas banderas que aventaban, cuando se dieron a conocer, ya no sirven. Han caído en las mismas trampas que el bipartidismo y lo han hecho en apenas dos años. El dinero y la casta los han absorbido: con un poco de pasta se hace uno casta. No solo son rancia casta sino que ya son el hazmerreír de esta España nuestra que tan bien ha retratado a los políticos a lo largo de la historia. El ‘machito alfalfa’ y su barragana son los protagonistas de los carnavales de España entera, incluso a él lo pintan y difunden en memes, el Jueves y todas revistas de humor.
Ella –su aludida barragana y actual “menestra”— pregona la falsa igualdad o igualdad cuota (florero) y hace méritos todos los días del año para llevarse todo el estiércol dialéctico de las redes sociales y, cuando habla, no sabe si mata, hiere o espanta; su falta de madurez, su chip reiterativo de vacía vociferante y su asilvestrada capacidad para construir en el Ministerio de “Igual Da” son sus avales. Una dimisión a tiempo es una victoria. Alguien debería de haberse preocupado por formarla y explicarla que “cada uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”. No sé si aún es tiempo, pero con la ley del “Sí es Sí” vuelve a demostrar que sigue en la caverna, al igual que con el tema de los piropos, algo que ya desapareó y que ni siquiera se da en las clases menos formadas. Como dice la siniestra: los piropos desaparecieron con Franco.