Los partidos degenerados que han llegado al Gobierno, han traído división social y ansias de odio y venganza por parte de la extrema izquierda.
“Un partido corrupto no puede seguir gobernando España”, decía Pedro Sánchez en junio de 2018. Apenas han pasado veinticuatro horas y la ciudadanía está expectante por comprobar si es coherente o simplemente es una mentira más; bien es verdad que hasta ahora no lo ha sido en otros temas. De momento, tanto Ábalos (nieto del novillero “Carbonerito”) como Ferraz han echado a correr como si el tema no fuera con ellos. Pero ahí no queda todo porque la ultraizquierda está desaparecida: los socios del PSOE están escondidos, y bien escondidos, por lo que pudiera pasar. Hay una excepción: Podemos-Andalucía sí ha pedido que devuelvan lo robado.