Imagínense, amigos lectores, qué pensarán las familias, cuyos hijos estudian actualmente en alguna de esas universidades donde el profesorado se brinda a componendas
Por Jesús Salamanca Alonso / No acabo de entender lo que sucede a los políticos de este país con los títulos universitarios y los másteres. No sé si tal degeneración la ha traído Bolonia o ya existía. Creo que existía, pero de una forma menos extendida que ahora. Parece como si decir que se tiene una o más carreras, uno o más másteres diera empaque, categoría o señoría. ¡Qué ignorancia y ordinariez! Eso del ‘falso cogote’ tampoco lo he entendido ni lo entiendo en ningún aspecto de la vida.
Miles de padres se gastan sus ahorros para que sus retoños cursen una carrera universitaria, un máster o un postgrado. Miles de progenitores ahorran durante años para que sus hijos puedan estudiar. Y en ello va implícito un sinfín de sacrificios, desvelos, sinsabores y privaciones. Y cuando, pasado el tiempo y el ‘sufrimiento’ consiguen la titulación, esos progenitores tienen la satisfacción del deber cumplido y de tener un objetivo satisfecho.