No hay más que ver cómo hace unos días se intentó explicar a los niños (la verdad es que se hizo de forma burda y torticera) qué son “presos políticos”.
Por Jesús Salamanca Alonso / No hay duda de que estamos ante un hervidero de problemas en todo el Estado español, pero especialmente en Cataluña y en Madrid. En la primera de las comunidades se amontonan los problemas: Huelgas generales con fuerte violencia por parte de los “indepes”; excursión de los alcaldes a Bélgica para apoyar a Puigdemont; lucha sorda por montar posibles coaliciones; guerra de protagonismos; adoctrinamiento descontrolado y un largo etcétera.
La cuestión del adoctrinamiento infantil es de lo más grave que hemos presenciado en los últimos tiempos. En la segunda de esas comunidades, empiezan a salir cada día serios temas de corrupción en las filas de Manuela Carmena, hasta el punto de que el concejal de Hacienda –Sánchez Mato—levanta todo un revuelo de discrepancias, ineficacia y rechazo. Lógicamente ha sido imputado, como no podía ser de otra manera.
Precisamente la cuestión del adoctrinamiento infantil en Cataluña es lo que más nos llama la atención a los docentes, por ser algo inusual. Quienes así actúan demuestran una falta de profesionalidad que debe ser cortada de inmediato por el MECD; es más, debió cortarse hace años cuando ya se sabía que eso estaba sucediendo. Para sorpresa de muchos, nos encontramos con que hasta en el Congreso de los Diputados se considera adecuado lo que se está haciendo en las escuelas catalanas. Y más sorprendente aún es que desde el PSOE se ‘bendiga’ eso, por lo que no tardando lo pagará la formación del “señor NO”.
Algo muy grave pasa en Cataluña y en la educación, por cuanto, desde hace años, se habla de “generación perdida”, dada la educación que reciben los niños y jóvenes: existe una brutal tergiversación, mentiras reiteradas, alteración interesada de lo que ha sido la Historia catalana, incitación al odio hacia lo español,… Todo ello lo ha denunciado el sindicato AMES (Acción para la Mejora de la Enseñanza Secundaria). No es casual que su presidente, Antonio Jimeno, haya llegado a asegurar que “lo que estamos viendo ahora en las plazas y en las calles de Cataluña no se improvisa en dos o tres años. Ya sabíamos que desde el año 90, Cataluña se había planteado separarse emocionalmente de España, atacando a su lengua, su cultura y sus instituciones”.
Esa separación no solo se hace desde la escuela aunque sea la escuela la que más cala en el niño; sobre todo si esas erróneas enseñanzas son afianzadas en casa por el entorno familiar. También influye sobremanera en Cataluña el canal Super 3; es decir, el canal infantil de la televisión pública catalana, TV3. Un canal que, en muchos casos, está considerado como instructivo y que se sigue al pie de la letra en los colegios. No hay más que ver cómo hace unos días se intentó explicar a los niños (la verdad es que se hizo de forma muy burda y torticera) qué son “presos políticos”. Faltó explicar qué son “políticos presos” por saltarse la Constitución e incurrir en un golpe de Estado, incurriendo en delitos varios: sedición, corrupción, malversación, incitación al odio,… También faltaron las imágenes de Jordi Cuixart y de Jordi Sánchez subidos en los furgones destrozados de la Guardia Civil, desde donde incitaron al odio a España, a la sedición y a la violencia desenfrenada. Incluso la vulgar imagen de los alcaldes “indepes”, palo en mano, cual aldeanos arreando el rebaño hacia el aprisco.
La mayor parte de la información que recibieron los niños estaba descontextualizada desde el principio, además de retocada y destrozada la realidad. Fue un claro despropósito ver cómo la policía política del “régimen catalán” actuaba con contundencia contra estudiantes catalanes en manifestaciones diversas, pero se explicaba como que era la Guardia y la Policía Nacional.
La explicación fue tan cutre que en las imágenes se leía en la espalda de los Mossos: “Policía. Mossos d’Esquadra”. En este vídeo se destacaba el carácter violento de la Policía y la Guardia Civil, en tanto que a la “policía política” se pintaba como chicos sonrientes, pacíficos y llenos de amor y ternura hacia la ciudadanía, cuando lo real es dar la imagen de traidores, desobedientes, pasotas y obedientes a su amo. Lean, lean: “La Policía española usó la fuerza para entrar a los centros de votación. La gente se puso delante para impedirlo y en algunos lugares les ayudaron los bomberos. Los que organizaban el referéndum hacían lo que hiciera falta para proteger las urnas”.
Constatamos que la manipulación y el adoctrinamiento en nada desentonan de las barbaridades que realizó al respecto la Alemania nazi. Recientemente leíamos que allá por el año 2013 hubo una fuerte polémica porque, en un intento de explicar la Guerra de Sucesión española, ésta fue presentada a la audiencia infantil como un conflicto armado entre Castilla y Cataluña. Por cierto, no dejen de ver los vídeos que circulan por la red sobre los destrozos de la Historia catalana y española que hace el “cuentacuentos”, Víctor Cucurull Miralles, miembro del Secretariado Nacional de ANC.
Si a las barbaridades que enumeramos y que existen en Cataluña –cercanas al absurdo– añadimos las opiniones de jóvenes de secundaria que recientemente hemos escuchado en los medios, entonces estamos ante un claro golpe de Estado, perpetrado con premeditación, alevosía y mala fe, además de tener un claro objetivo: la ruptura de la unidad territorial, protegida por la propia Carta Marga que nos dimos los españoles. Y, evidentemente, ante una desinformación más propia del terrorismo que de una comunidad democrática.
En fin. Desde mi punto de vista, cuando un centro educativo utiliza la estupidez y la insensatez como material didáctico, el resultado final es que quienes eso interiorizan se convierten en meros estúpidos e insensatos. ¿Entienden ahora, amigos lectores, el peligro y la gravedad de actuar mal a sabiendas? ¿Acaso no estamos ante un claro caso de acoso escolar por parte de ese sector aficionado, torpe e inepto del profesorado catalán con inclinación independentista? Juzguen ustedes.