“El desenfreno total llegó con la corrupción de partidos, además de la propia de la familia Pujol, familia corrupta por excelencia en España”
Por Jesús Salamanca Alonso / En Cataluña, el juego sucio –hasta llegar al golpe de Estado– comenzó con CIU y sus locos pactos, a los que siguieron otras formas de pernada como los obligatorios 3% y 4%. Descompuesta CIU, sus integrantes se repartieron entre JuntxCat, JuntsperSí, PSC y todo un conglomerado de siglas difíciles de entender, aunque todas esas formaciones conducían a un pensamiento común y a una aspiración igual: lograr la independencia.
En unos casos –los más incultos y analfabetos– se lo tomaron en serio, mientras que otros lo hicieron con el freno de mano echado por si acaso. El desenfreno total llegó con la corrupción de partidos, además de la propia de la familia Pujol, familia corrupta por excelencia en España junto con el clan Urdangarín de Nóos. Los Pujol se habían cobrado la pernada por engañar a la ciudadanía catalana durante décadas y por dar a entender que daban la cara por Cataluña cuando, en realidad, estaban sacando el dinero a cestos con destino a Andorra y otros paraísos fiscales.
Con los dos clanes aludidos que han protagonizado la corrupción en España –lo del caso Gürtel es un juego de niños si lo comparamos con el latrocinio de los Pujos, la falsedad y tráfico de influencias de Urdangarín y la mala fe de los ERE– la Justicia se ha quedado a mitad de camino, al menos a día de hoy, siendo una de las causas de la poca credibilidad que tienen los jueces en España. No olviden aquello de “cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.