Albert Boadella ha sabido dar una ejemplar lección a quienes rociaban con sal los sarmientos de la convivencia
Por Jesús Salamanca alonso / Parece que en Cataluña pretenden seguir jugando a lo mismo que antes de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Poco ha cambiado, a pesar de que algunos miembros del Gobierno central no se cansan de repetir que el artículo citado ha hecho entrar en razón a los “indepes”. Pero ya nadie de entre los catalanes y de entre el resto de la ciudadanía española se deja tomar el pelo, ni por pelomocho ni por los “Jordis” ni por el “Govern”.
Y para corregir lo que sea preciso, ahí está Tabarnia, bonito neologismo dispuesto a hacer entrar en razón al mundo nacionalista radical. Frente a la insensatez del independentismo, surge con fuerza la intención sana de poner frente al espejo a ese mundo radicalizado, desconcertado y desobediente a la ley. Ni Forcadell ni Font ni Rull ni Turull ni ninguno de cuantos estaban en prisión y tienen la causa pendiente han hecho lo que prometieron al juez. Lo que no entiendo es por qué el juez no vuelve sobre sus pasos: no tiene más que ver cómo Forcadell lleva toreándole un día sí y otro también; todo un juez –con un caso de la envergadura del catalanismo reaccionario– no tiene por qué pasar cada día por un cornúpeta más. El odio se corta sin odio y con la ley por delante. Pero cuanto antes. Sigue leyendo