El Estado y los Tribunales de Justicia no tienen lo que hay que tener para hacer que se cumpla la Constitución de 1978, aún vigente.
Pedro Arce Díez en CANTABRIA LIBERAL / Ha empezado la era Trump y el flamante presidente de los EE. UU. ha comenzado a actuar, de acuerdo con los estrafalarios planteamientos que realizó en la campaña electoral….
¿Qué esperaban los europeos?
Le han votado los americanos de la “américa profunda” y seguro que están encantados con éstas sus primeras medidas.
Muchos creían que cuando llegase a la Casa Blanca, vería las cosas de otra manera y no está siendo así su comportamiento.
Una de las primeras decisiones es retirar en la Web de la Casa Blanca el idioma español, en un país donde viven más hispanohablantes que en España. ¡Y nos hemos rasgado las vestiduras!….
…Pero nos podemos quedar desnudos y lo explicaré:
1º En EE. UU. no existe una lengua oficial, aunque el inglés (a su manera) es la lengua usual.
2º En España sí existe una lengua oficial y la propia Constitución de 1978 nos dice en su Art.3 que “1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. 2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos”.
Y todos sabemos que en algunas partes del Estado esto no se cumple y ¡No pasa nada!. Es decir, el Estado y los Tribunales de Justicia no tienen lo que hay que tener para hacer que se cumpla la Constitución de 1978, aún vigente.
Así pues, menos hipocresía y que el Presidente de la RAE, antes de quejarse por Trump que lo haga por Puigdemont y su tropa, que esos los tenemos aquí y llevan décadas haciendo de su capa un sayo y ya está bien de que les dejemos hacer lo que les viene en gana.
Además, un alto porcentaje de españoles de esos territorios ven disminuidos sus derechos por la imposición de otra lengua que no es la suya, la que está en la Constitución y tiene “el deber de conocerla y el derecho a usarla”; pues a muchos comerciantes incluso les han multado por usarla.
Y muchos españoles creemos que ante estos desafíos constantes, es mejor ponerse una vez encarnados que estar siempre amarillos y encima nos digan que padecemos del hígado y somos impresentables.
Así pues, propongo que cuando en Cataluña, por poner un ejemplo, se hable el castellano con toda naturalidad y conviviendo pacíficamente con el catalán, en la calle, la vida ciudadana, en los centros educativos, etc., ese será el momento para intentar que Trump restablezca la Web en castellano.