Ya solo hay un camino: Cuba debe abrirse a la libertad, saltando por encima de quien sea.
Por Jesús Salamanca Alonso / No me extraña nada que, tras fallecer el dictador Fidel Castro, millones de cubanos en el exilio hayan celebrado su desaparición. Empezaba a ser demasiado el odio contenido y el no poder abrazar a sus seres queridos. Muchos cubanos llevaban treinta y más años sin poder ver a familiares, sin sentir Cuba y sufriendo en el alma lo que casi es difícil de explicar.
La muerte del dictador viene a ser un respiro para muchos y una esperanza para otros tantos. Ya solo hay un camino: Cuba debe abrirse a la libertad, saltando por encima de quien sea. Pero además, el comunismo no debe volver a ser nunca más un referente para nada y para nadie. No hay régimen político en el mundo que lleve a sus espaldas más asesinatos que el comunismo ni existe ideología más despreciada que ese.