Es un acto inusual de bajada de pantalones. Garzón se ha puesto mirando a Cuenca sin importarle el pasado ni el futuro.
Por Jesús Salamanca Alonso / Hasta Cayo Lara llegó a decir que le iba a costar ir a votar el 26J. Y es que le han desarmado el partido comunista; ese al que, de un tiempo a esta parte, llaman “Izquierda Hundida”. Pues bien, antes se lo llamaban, pero ahora parece que lo es y ya no hay vuelta atrás. Primero hizo Tania la preventa y ahora es Garzón quien cierra la operación por cuatro perras, ocho cargos y cuatro años de sillón. El tal Garzón ha entregado el partido comunista a Pablo Manuel y — sabedor de que podría no salir como diputado en las próximas elecciones– ha demostrado que es capaz de ‘venderlo’ todo con tal de ir de número 5 con ‘Podemos’.
El acto de ‘entrega’ pacífica me recordó, en cierto modo, la Rendición de Granada, salvando las distancias, diferencias y la importancia. Solo faltó la genuflexión de Garzón y el golpe de humillación con la cabeza; desde luego, la cara de satisfacción era digna de estudio y reflexión. Ya se sabe que hay gente capaz de vender lo mejor de su vida por un puñado de gominolas. ¡Ay si levantara la cabeza ‘la roja’! Me refiero a Lola Ibárruri, no a la selección española de fútbol. Sigue leyendo