“Ante el juez y ante el fiscal se ha acojonado porque sabe que se juega un año de cárcel y la pérdida de su sueldo”
Rita Maestre, concejal podemita de Madrid, juzgada por atentado en la capilla de la Complutense.
Por Jesús Salamanca Alonso / Rita Maestre ha vuelto a hacer el ridículo, como lo hizo en su día en la Universidad Complutense. Ante el juez y ante la fiscal se ha acojonado porque sabe que se juega un año de cárcel y la pérdida de su sueldo; un sueldo que nunca tuvo porque ni trabajó ni sabe qué es eso. Ha conseguido colocar a sus padres y cobrar ella misma del Ayuntamiento de Madrid. Unos y otra son un escándalo social y un mal ejemplo para la ciudadanía y para toda la gente de bien.
Preguntada por la fiscal sobre si coreó determinado tipo de frases, resulta que no se acuerda. A esta mediocre concejala le pasa lo mismo que a la hermana del rey Felipe VI. Ni se acuerdan ni quieren recordar, al igual que Ana Mato o el sinvergüenza y asesino, Nicolás Maduro. Parece como si todos fuern mudos, sordos y ciegos a la vez.
Rita Mestre pepitió en numerosas ocasiones aquello de “vamos a quemar la Conferencia Episcopal”. Se acuerde, o no, lo hizo y tiempo después volvió a repetirlo; no solo quemaría la Conferencia Episcopal sino que gritó aquello de “muerte a Dios, a la Iglesia y a toda su descendencia”, pero ni los jueces ni la fiscal saben dónde están, a qué se dedican y cuál es su cometido. Posiblemente hubiera que hacer un borrón y cuenta nueva y eliminar de la Judicatura a tanto cagón escurrido, a tanto caradura y a tanto lameculos, a tanto mediocre y a tanto ‘chorrapelá’. España se ha convertido en un cortijo de mediocres y de paranoicos. ¡Cobardes y asustados! Decía Anatole France que “No sabemos qué hacer con esta vida y aun así, suspiramos por otras que sean eternas”.
“El Papa no nos deja comernos las almejas”, dijo Rita Maestre, pero resulta que sí les deja el Papa que se las coman. Nada tiene que ver el Sumo Pontífice. Se lo diga, o no, ellos pueden comérsela, mamársela y ajársela. Ni tienen que pedir permiso ni se lo darán. Toda esta gente cutre y despreciable puede comerse el chocho, la chicha, la juja, el jumen o la almejas. Os podéis comer, lamer o mamar cuanto queráis, porque vuestra ignorancia os puede. ¿Acaso alguien tiene que daros permiso, gaznápiros y pijoflautas? Vuestra edad os permite dar malos ejemplos porque sois incapaces de dar buenos consejos.
Tampoco necesitáis rosarios para nada. Podéis cambiarlos por bolas chinas o melones de Tudela de Duero. Os podéis meter coca, nabos o escopetas. Ni nos importáis ni debéis pedir permiso a nadie. ¡Allá vosotros y vuestros chochos ajados y revenidos! ¡Así os atranquéis con las bolas chinas, japonesas, danesas o españolas!. ¡Pobres mediocres, sobrevenidos a hijos de padre desconocido y con insignia de miserables integrales!
Ni siquiera debéis mencionar al Vaticano. Podéis hacer uso de vuestro mal llamado poder clitoriano. Sois cutres hasta la indignación. Ni el Vaticano os conoce ni sois quiénes para mencionarlo. “¿Contra el Vaticano poder clitoriano?“, decís. Allá os escornéis con vuestro poder clitoriano y con el propio Vaticano. Os habéis convertido en la mofa y en el hazmerreír mundial. Podemitas de desecho y sinrazón. ¡Qué estúpidos os mostráis ante la sociedad civil!. Estoy seguro que siempre seréis falsos, malversadores, mentiroso, cutres y mediocres porque mañana solo es un adverbio de tiempo.
Eso de “arderéis como en el 36″ me parece una memez fuera de lugar. ¿Quién ardió en 1936? Sí, ardieron iglesias, curas, frailes y ciudadanos, pero… ¿quién salió corriendo como conejos cobardes en marzo y abril de 1939?… Pues eso, la izmierda toda, a quien el cielo encausó y el destino condenó, tanto a ellos como a sus descendientes “per secula seculorum”.
Tampoco entiendo lo de “sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios”. Allí no hay rosarios porque eso un invento soso de gente mediocre como Rita Maestre; Pablo ‘Mezquitas’; el miserable Errejón; la zorrita martínez de los titiriteros; el despreciable y malnacido, Zapata; la miserable viejecita, Carmena, y el ladrón corrupto, Monedero. Pueden sacar los rosarios de donde quieran porque el destino los ha marcado con el lamento de la muerte tendida y rápida. Doy fe.