Leído en PueblosyComarcas / Con este artículo no se trata de esgrimir argumentos a favor o en contra de la celebración del Toro de la Vega sino denunciar el comportamiento de aquellos colectivos, como los antitaurinos, que utilizan cualquier estrategia, por ridícula y sucia que pueda parecer, con tal de conseguir el fin que persiguen.
Desde que uno tiene uso de razón ha escuchado un sinfín de leyendas urbanas: que si Marilyn Manson es el niño con gafas de Aquellos maravillosos años, que si Gene Simmons, bajista del grupo Kiss, se cortó el frenillo de la lengua en un concierto y por eso la tiene tan larga o que si Ricky Martin pilló a una niña haciendo no sé qué con un perro mientras estaba metido en un armario. Hace unos días, y relacionado con la celebración del Toro de la Vega, escuché otra que decía que el año pasado los animalistas congregados en Tordesillas se habían pegado entre ellos para luego ir a la Guardia Civil con falsas denuncias de agresiones de los protaurinos. La prudencia hace que uno se tome esas cosas con ciertas reservas y crea que, a diferencia de lo que escribiera Maquiavelo, el fin no justifica los medios. Pero después de lo visto ayer, uno ya no sabe que pensar e igual hay algo de verdad.
Con este artículo no trato de esgrimir argumentos a favor o en contra de la celebración del Toro de la Vega sino denunciar el comportamiento de aquellos colectivos, como los antitaurinos, que utilizan cualquier estrategia, por ridícula y sucia que pueda parecer, con tal de conseguir el fin que persiguen y que en este caso que ocupa es la supresión del festejo. La mucha o poca razón que tengáis pierde fuerza con ciertas actuaciones.