Por José del Salado / EL CAINISMO ESPAÑOL llega a tales extremos que nos peleamos por negar la bandera y los sentimientos patrios ancestrales de nuestra profunda alma; somos quijotescos que nos tragamos y bendecimos todo lo extranjero, cuanto más cutre y odioso, más bendito; mientras que lo español — lo único nuestro que nos queda– nuestros valores y cualidades con su diversidad multicultural, unida en una patria común e indivisible, lo odiamos.
¿Qué se puede esperar de un pueblo así?, pues, sencillamente, lo que nos está pasando, la degeneración de los valores españoles que unen a una nación que otrora la hicieron libre, grande, una, común e indivisible. Hoy se pitorrea todo el mundo de nosotros, porque nosotros mismos nos odiamos y nos dividimos y queremos independizarnos de nosotros mismos, o sea desgajarnos y desmembrarnos; así que no nos extrañe que la gentuza que viene a aparcar a España nos gobierne, chupe, robe, viva subvencionada mejor que los nativos de nuestro presupuesto y nos ningunee por todo el mundo..