Jesús Salamanca / Hacía tiempo que la ‘izmierda sindical’ invadía la sociedad. Venimos comprobando que los sindicatos profesionales, sobre todo los docentes, destacan por su elegancia en la actuación, su saber hacer, su trabajo, pero este tipo de sindicalismo –como CGT– deja mucho que desear. Y cada vez más.
Los sindicatos de izquierdas son fiel reflejo de ese socialismo decimonónico que representaba el amofo José Luis Rodríguez Zapatero. Da igual hablar de UGT que de CC.OO. o de absurdos como CGT (cuando un docente ve este acrónimo, siempre piensa que se refiere al Concurso General de Traslados). Algo parecido pasa con lo que se conoce como STEs que, no hace mucho, me preguntaba un profesor si tenía algo que ver con el Sindicato de Transportistas de España.
Ya os explicaré en breve la experiencia que hemos tenido en un centro docente de educación de personas adultas de Valladolid, con absurdos como CGT. Ahora entiendo que no tengan apenas representación ni afiliación. Si así defienden a sus trabajadores, más parecen un atentado a la dignidad que una liberación.
A última hora de la mañana de hoy, y coincidiendo con una llamada de un organismo educativo provincial, resulta que los dos sindicalistas que acudieron al centro de referencia (ella muy moderada, él nervioso y exaltado al que solo le faltó poner la pistola sobre la mesa) no distinguen entre un calendario laboral, un calendario de apertura de centro (solo para el personal docente) y un calendario gregoriano.
Contando este tipo de ‘aventuras’ y viendo el tipo de sindicalismo existente en nuestro país –que sigue siendo España– entiendo mejor lo que decía Fernando Fernán Gómez sobre los periodistas: «El periodista debe escribir a gran velocidad porque si no corre el riesgo de que, al llegar al último renglón, ya no tenga actualidad el primero». Y respecto a sindicalistas, como al que aludo que pareció presentar tintes de ‘pistolero’ respecto a sus interlocutores, me acordé de Pitágoras en el sentido de que si se educa a los niños, no es necesario castigar a los hombres.
