La Hacienda pública puede encontrarse con su propia corrupción cuando accedan, por la oferta de empleo público, los consabidos 700 agentes anti fraude.
Por Jesús Salamanca Alonso / ¿Quién no conoce a Miguel Blesa y a Magdalena Álvarez tras sus fechorías? Cada uno se ha corrompido con lo que le rodeaba y como podía. Pero… ¡qué casualidad!… los dos son inspectores de Hacienda. Eso es una prueba de que durante años el zorro lo hemos tenido dentro del gallinero, incluso ha llegado a corromper a muchas gallinas.
Los resultados están ahí. Mientras Blesa negaba la mayor sobre sus gastos y mentía a todo el mundo — incluso ‘regateó’ indignamente contra el juez Elpidio –, Magdalena Álvarez seguía llenando sus particulares arcas con suculentos sueldos extranacionales: a pesar de su mala lengua, su peor dicción y su escandalosa reflexión.
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