Por Pedro Arce Diez.- Creo que a la mayoría de los mortales, la inesperada noticia del repentino fallecimiento de Don Emilio Botín nos ha causado una gran sorpresa y cierta consternación. Especialmente a quienes tenemos un gran respeto a la muerte y a los muertos.
En el momento de conocer su fallecimiento, me encontraba con un trabajador que exhaló algunos improperios, cargados de sectarismo, que no voy a repetir; de igual forma, quiero obviar a algunos miserables que se han despachado a gusto con inquina e improperios que sólo a ellos les (des) califica. Incluso algún político de relieve de nuestra región, trabajador en otro tiempo de la banca, que ha realizado unas ambiguas declaraciones, que tampoco es menester destacar.
Mi relación con la familia Botín es nula, pero como cántabro he de reconocer que Don Emilio Botín es quizás el banquero de más éxito de España y de Europa; y algunos no perdonan el éxito. A mi me causa sana envidia y me enorgullece que sea, como yo, un cántabro y español.