Por Jesús Salamanca Alonso, analista político / No faltan quienes dicen que Pablo Iglesias ha venido para quedarse. Pero lo piensan porque la encuesta del CIS ha desconcertado a propios y extraños. Lo de ser tercera fuerza no es una broma, de ahí que algunos líderes del partido populista hayan llegado a sentir miedo ante la responsabilidad. Entra dentro de lo normal; un miedo que ha sido extensible al PSOE, al comprobar que está roto y sin perspectivas de arreglarse a corto plazo, lo cual supone un problema serio para Sánchez, líder discutido y bajo sospecha de corrupción.
Ese 15,3% de intención de voto que la encuesta del CIS concede a Podemos ha puesto nerviosa a mucha gente. El apoyo ha subido con respecto a las elecciones europeas del 25 de mayo. No solo ha capitalizado el voto del descontento de quienes pretenden expulsar del escenario político a la casta socialista y ‘pepera’, sino que el electorado es tan variopinto que una simple encuesta no puede aglutinar tanta procedencia. Descendientes de la derecha también ha dado su confianza a Podemos, pero no porque crean en ello sino como simple rebelión contra la generación anterior que les paga “estancia, consumo y revolcón”.
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