Ya no es secreto el fraude que venía cometiendo la entidad Caja España-Duero con la venta de preferentes y deuda subordinada, desde mediados de la década anterior. Al enfado de los ahorradores por el citado fraude se han unido los escandalosos datos aparecidos en el informe de auditoría de Caja Duero y Caja España entre los años 2005 y 2011; aparece un amplio ‘ranking’ de dietas percibidas por reuniones del Consejo de Administración. Unas cantidades mareantes en algunos casos y que han ido a parar a manos de gente muy conocida en Castilla y León.
Al menos 61 miembros del Consejo de Administración no tenían reparo en ‘poner el cazo’ cuantas veces fuera necesario. En muchos casos, no entendían nada sobre inversiones y productos financieros, o al menos así lo han declarados algunos de ellos en los medios de comunicación, no sé si por miedo a lo que se les venía encima o simplemente porque eran sinceros, aunque tarde y a destiempo.
Lo curioso del caso es que, cuando se dejan de percibir dietas, la mayoría deja de asistir a las reuniones de ese Consejo y ni siquiera se atreve a convocar la última de las reuniones quien estaba obligado a hacerlo. Por un lado se percibía el miedo y, por otro, estaban atenazados los miembros del Consejo por la responsabilidad que se les achacaba, fruto de la irresponsabilidad que habían cometido durante años.
Hasta tal punto eso es así que, sobre todo los políticos en activo, veían con buenos ojos cada una de las propuestas de Unicaja de cara a la absorción que se ha producido hace unos días, aunque esas fueran descabelladas. Se amparaban siempre en los planteamientos del FROB y en las versiones de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, de quienes en esta ocasión nos reservamos la opinión sobre el ‘fraude sobre fraude’ que ambas han cometido con los ahorradores, ya que cambiaron las reglas de juego a mitad del partido. Ante todo, los políticos pretendían quitarse de encima ‘el mochuelo’ de lo que sabían que estaba muy mal hecho, de ahí que hayan quedado como simples aprovechados.
También la Junta de Castilla y León mostró una irresponsabilidad abrumadora, como lo ha demostrado en tantos y tantos casos. Esta institución se ha limitado a mirar al tendido, permitiendo que Caja España y Caja Duero hicieran daño a los ahorradores. No sé para qué estaba en ese Consejo de Administración el consejero de Presidencia y portavoz del Partido Popular quien, por cierto, entre 2004 y 2011 se embolsó 109.440 euros por sentar sus posaderas, sin más, en el Consejo. Pero téngase en cuenta que no menos daño hizo el actual consejero de Economía y Empleo que, sin cobrar dietas, se metió en ‘charcos’ imprevistos e hizo declaraciones hirientes para los ahorradores, de ahí la importancia de no votar a las listas electorales donde figuren este tipo de ¿representantes dañinos?.
En otra ocasión entraremos de lleno en las cantidades que se han embolsado los 61 consejeros a los que antes aludíamos; unos del PSOE, otros de las universidades, otros del PP, muchos de los sindicatos clasistas, alguno de la Unión del Pueblo leonés, varios del CSICA de Caja España y Caja Duero… y más, muchos más. Por cierto, quien más ha cobrado en dietas ha sido el catedrático de Psicología de la Universidad Pontificia que se ha embolsado 313.830 euros en dietas. Como decía con ironía un importante cargo del PP, hoy ninguneado en su partido: “casi se ha embolsado en dietas lo que cobra cualquier trabajador sin cualificación”. ¡Manda huevos!