Por Xavier Carrió / Una manifestación a la que muchos ciudadanos acudieron de buena fe y por diversos motivos en defensa de la “justicia social” y los “derechos humanos” fue de nuevo reventada por lo violentos al final de la misma como ya es habitual. Grupos de extrema izquierda de toda España tomaron ayer el centro de Madrid este sábado con las hipócritas y engañosamente denominadas “marchas de la dignidad”. Los discursos al final de la marcha, con banderas de todos los colores menos la de la nación, fueron una muestra de la falta concreción en sus demandas que unos expresaron en catalán, otros en gallego para armar mas confusión donde cada uno dejó su reivindicación particular. A la cabeza del movimiento se encontraban personajes como Willy Toledo, venido de Cuba para el evento, o el sindicalista Diego Cañamero, no hace sino corroborar que se trata de una grotesca farsa perpetrada por la izquierda más impresentable y liberticida.
Los profesionales de la violencia acudieron ayer a la manifestación que no dejaría de ser una anécdota si no fuera que aparte de la constante reiteración y de los graves trastornos que ocasionan reiteradamente la ciudad de Madrid donde al final de las mismas siempre haya estallidos de violencia con roturas de material urbano y agresiones a los agentes de la autoridad. Ayer se produjo uno de los dis donde la ‘dignidad’ más violenta: 67 policías y 34 manifestantes heridos
Lo más indignante, sin embargo, es que medios y partidos de izquierda estén jaleando este aquelarre antidemocrático que corre por cuenta de sujetos y organizaciones que pretenden atentar con la voluntad expresada por la ciudadanía en las urnas. En lugar de recibir aplausos, deberían ser objeto de contundente crítica, del mismo estilo del que reciben los actos. La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, no tuvo más que reconocer que los alborotadores se han comportado con una violencia y un ensañamiento contra las fuerzas del orden que no se habían dado en lo que va de legislatura.
Los radicales han tomado buena nota del éxito que tuvieron se revueltas en el barrio Gamonal de Burgos y quieren insistir que la violencia es el camino más corto, si no el único, que tienen para alcanzar sus metas. Así pues, lo que persiguen es volver a la carga, sólo que en Madrid y contra el Gobierno central, al que acusan de “maltratar” al pueblo, del que se erigen en portavoces y cuyos mandatos electorales violan abiertamente. Tanta dignidad y aún es la hora que Diego Cañamero y sus afiliados se manifiesten contra la miseria y el paro ante la Junta de Andalucía, por ejemplo. ¿Será porque allí están los suyos?