Dentro del patrimonio de Portillo hemos de hacer referencia a los Aljibes. Para quienes no conocen este tipo de construcciones, indicamos que son antiguos depósitos de agua que servían para almacenar agua de lluvia, y que en Portillo eran utilizados para el consumo humano y animal.
Según los datos existentes, parecen datar de finales de la Edad Media o principios de la Edad Moderna. En su construcción se observa una sala de aproximadamente 92 metros cuadrados de planta enlosada, arcadas de sujeción y bonitos mosaicos que los decoran en forma de espiga y con una capacidad de 290 metros cúbicos.
La cubierta es una bóveda de cañón en cuyos extremos en la parte inferior se encuentran las dos aberturas de entrada del agua, formadas por dos gárgolas con forma de cabeza de león.
Durante mucho tiempo permanecieron tapados. Están a unos 8 metros de profundidad y han permanecido cubiertos con grandes losas circulares de piedra y únicamente se podía acceder a los mismos “mediante una escala y bien aferrados a un cinturón de seguridad”, lo que hacía que no fueran visitados. Hoy sí es posible visitarlos, tal y como demuestran las fotografías que adjuntamos.
WIKIPEDIA / El aljibe (del árabe hispano algúbb, y éste del árabe clásico gubb), es un depósito destinado a guardar agua potable, procedente de la lluvia recogida de los tejados de las casas o de las acogidas, habitualmente, que se conduce mediante canalizaciones. Normalmente es subterráneo, total o parcialmente. No se debe confundir con tinaja: depósito destinado a transportar líquidos.
Suele estar construido con ladrillos unidos con argamasa. Las paredes internas suelen estar recubiertas de una mezcla de cal, arena, óxido de hierro, arcilla roja y resina de lentisco, para impedir filtraciones y la putrefacción del agua que contiene.
Durante mucho tiempo ha sido la única fuente de agua potable en muchas localidades, como Capri, donde posteriormente fue complementada con la importación de agua desde la península. También se convirtió en la única forma de abastecer barrios enteros, como sucedió en la época musulmana en el emblemático barrio del Albaicín de Granada; construcciones que aún siguen en uso.
Los antiguos mayas de la península de Yucatán, además del agua obtenida de los cenotes, tenían aljibes subterráneos llamados chultunes para el almacenamiento de agua de lluvia.
También se ha utilizado, y se sigue utilizando este sistema en algunas de las Islas Canarias, donde el aljibe es parte inseparable de la construcción de una vivienda. Tal es la importancia del aljibe para la vida diaria que las aguas que surten al aljibe pertenecen al propietario de la casa, aunque provengan de tejados o canales de viviendas colindantes. La ley defiende este derecho actualmente.