El domingo pasado acabó la Convención del Partido Popular en Valladolid. Nada nuevo bajo el sol; todo salió como estaba planificado: no hubo necesidad de convencer a los propios, porque ya lo estaban, pero sí se trabajó para que los medios de comunicación difundieran la ‘fanfarria‘ de logros. Escuchando a los intervinientes daba la impresión de que había mejorado todo, desde la cultura hasta la sanidad, pasando por la educación y las ventajas sociales. Me reitero en lo dicho antes: nada nuevo bajo el sol.
Hubo muchas cuestiones que se quedaron en el tintero político. Hay veces en las que solo conviene hablar o escribir de lo que interesa a la casta política, sin darse cuenta de que la sociedad española es una sociedad formada, culta, sensata y reflexiva. En ningún momento hemos escuchado a los líderes del PP hablar de la cantidad de políticos que sobran en el Senado, en el Congreso de los Diputados, en las Diputaciones (nido de familiares del color de turno), en las Cortes autonómicas o en el Parlamento europeo.
Eso es una prueba más de cómo no están adaptados a la realidad cuando no conviene. Estoy convencido que con la mitad de cuantos integran hoy la casta política haríamos las mismas cosas, para bien y para mal, pero al menos ahorraríamos alrededor de 95.000 millones de euros, al decir de los politólogos.
Lo referido en el párrafo anterior me recuerda una pregunta que se hacía Pérez Reverte respecto a la cuestión de para qué necesitamos a tanta gente comiendo y bebiendo a costa del erario público. Esas cantidades innecesarias de gente dedicada a la ‘mamandurria‘ se notan considerablemente en la nómina del Estado e impiden dedicar fondos a cuestiones serias y necesarias.
Y si a esas barbaridades unimos el montante de corrupción entre políticos, entidades bancarias, empresas públicas, el abuso de coches oficiales, el mal uso de las tarjetas Visa en las autonomías y en los aledaños del Gobierno… pues nadie debe extrañarse si al contar las papeletas de las urnas surge la sorpresa y no llegan al cuarenta por ciento de quienes tienen el derecho a votar. La ‘partitocracia‘ no nos llevará a ningún lugar digno; de ahí que –cada vez más — crezca el número de grupos que defienden la democracia seria en la que se incluye las listas abiertas.
De todas esas cuestiones no se ha hablado en la Convención del Partido Popular, por eso –insisto– nada nuevo bajo el sol. Bueno sí, algo parece flotar en el ambiente y no es otra cosa que la sensación de que quienes son los auténticos antisistema son quienes lo están devorando: los propios políticos, aunque apliquen ese calificativo a grupos proetarras, ‘perroflautas’ y ‘ni-nis’.