Por Xavier Carrió / Este lunes y durante la semana próxima ha devuelto la preocupación sobre la marcha de la economía. Los ojos de los inversores van a estar pendientes de la evolución de los paneles de las bolsas mundiales y de la evolución económica mundial.
Entre el pasado miércoles y jueves, el peso argentino ha sufrido su mayor devaluación en el mercado oficial (regulado por el Estado) desde la quiebra soberana de 2002, tras abandonar la paridad cambiaria de 1 peso-1 dólar. El valor del peso se desplomó más de un 12%, hasta rondar el umbral de 8 pesos por 1 dólar, debido a que el Banco Central de Argentina decidió no intervenir el mercado durante algunas horas. Y si no bajó más fue porque la autoridad monetaria optó, finalmente, por estabilizar su valor, vendiendo unos 100 millones de dólares de sus reservas para comprar pesos. Tolo ello ha repercutido a empresas españolas BBVA o Gas Natural que tienen invertido en la nación argentina, aunque muchas de la empresas españolas ya llevaban tiempo retirando sus inversiones en vista de la deriva económica del Gobierno de Cristina Kishner.
La caída de la bolsa española el pasado viernes en un 3,6%, el mayor de la zona euro y el mayor desde hace más de un año unido a la brusca subida de la prima de riesgo devuelve la intranquilidad de la economía española, provocado por la devaluación del peso argentino que ha dado un gran bocado a las inversiones españolas y por el estancamiento en el crecimiento de los países emergentes y el afloramiento de necesidades de refinanciación en países como Brasil o China que pueden provocar a medio plazo un repunte de los tipos de interés a nivel mundial.
La crisis argentina y especialmente el cambio de flujos de capital en países emergentes podría producir un efecto en cascada y puede venir dificultades para refinanciar la deuda española y dificultades para nuevas emisiones que hasta ahora se sigue obteniendo fácilmente y a buenos intereses y que la ingente necesidad de capital de los países como China Brasil y otros, que hasta ahora eran inversores y puede nueva situación podría llevar a un repunte de los tipos de interés mientras el Gobierno ha renunciado a ajustar el gasto público y a liberalizar la economía con la esperanza de que la fuerza del viento nos conduciría pasivamente a la salvación. No nos ha vuelto resistentes frente a nuevas turbulencias mundiales. Este podría ser un gran obstáculo que abortaría el pretendido despegue económico que el gobierno de Rajoy nos quiere presentar.