Por Jesús Salamanca Alonso / Hace tiempo venimos advirtiendo al presidente Herrera Campo, Juan Vicente, de la dejadez y permanente desidia de sus cercanos, en cuanto afecta a la educación en la comunidad que aún preside. Ya no hay duda del distanciamiento entre la clase política y la ciudadanía; ha llegado un momento en que lo preferente es el bienestar de la ‘casta’ privilegiada, mientras que los platos rotos siempre los pagan los administrados.
Prueba de todo ello lo tenemos en muchos aspectos educativos a los que la Consejería de Educación no presta atención. Mientras el personal de la citada Consejería está calentito y disfrutando, el profesorado y el alumnado de los centros educativos se ven obligados a encender un par de horas la calefacción — y en muchos casos ni siquiera ese par de horas– ¿Por qué? Pues debido a la deficiente, y en muchos casos catastrófica, gestión de las Consejerías de Educación y de Hacienda.