La provincia de Burgos ya ha jugado sus cartas y las tiene consumidas. Los dirigentes del PP de Burgos apenas cuentan ya entre los dirigentes del partido. No tienen el apoyo de Génova-13
El actual presidente de la Diputación Provincial, César Rico, y a la vez presidente del PP en la provincia, no tiene arrestos para tirar de un carro tan deseado: cuenta con apoyos en Burgos, entre su corrillo, pero ninguno en el resto de la Comunidad. Ni siquiera es conocido en Wikipedia. Estamos en condiciones de afirmar que tiene el apoyo de Carretas, 33 (sede del PP burgalés) y poco más.
Algo parecido le pasa a Javier Lacalle, actual alcalde burgalés. Lacalle es el hombre de los mil y un cargos. Ha servido al Partido Popular como un ‘todoterreno’. Y en todos los cargos lo ha hecho bien, incluso muy bien. De él dice Juan Vicente Herrera que “es un gran vasallo para cualquier señor y un extraordinario señor para un honrado vasallo”. Pero le pasa algo parecido a lo de César Rico: fuera de Burgos cuenta con poco apoyo, además le tienen mucha envidia los dirigentes de otras provincias, hablamos de la presidenta de la Diputación de León, el alcalde de Valladolid, el actual alcalde de Salamanca,… ¡Ay, la envidia, la envidia!
Finalmente, dos personas sin aspiraciones, pero capaces de empujar el carro, están en horas bajas: hablamos de Juan Carlos Aparicio (capaz de plantar un candidato a la fuerza) y José María Peña (ya se le ha pasado el arroz). De ambos se habla en el ‘caso Bárcenas’ y eso hace mucho daño en el Partido Popular; a Juan Vicente Herrera se le eriza el vello de los brazos cuando le mientan a Bárcenas. Ambos están descartados.
Burgos no cuenta en la sucesión. Herrera Campo ya ha agotado las fuerzas y quemado las naves burgalesas. No hay más cera que la que arde. Tanto Zamora como Valladolid llevan actualmente la bandera de la sucesión. Pero los sucesores los conoceremos el próximo día: ambos muy cercanos a Herrera, con mucho tirón en el PP y capaces de levantar al PP de la corrupción, la reiterada mentira, el uso y abuso indigesto de la política y, además, ambos son capaces de ‘abofetear‘ al PSOE de Castilla y León con dignidad, elegancia y viendo cómo el PSOE aplaude el rapapolvo según lo va viendo caer.