Por Jesús Salamanca Alonso / Hace unos días decía que, tanto los políticos como los sindicalistas de Castilla y León, estaban locos por acabar con el oscuro asunto de absorción del Banco Ceiss por parte de Unicaja. Algo parecido le sucede ahora al Consejo de Administración del Banco; de ahí que éste vea con buenos ojos la oferta de Unicaja.
El problema está en que ese Consejo de Administración ha perdido toda credibilidad tras el fraude de la entidad en la venta de participaciones preferentes y deuda subordinada. Ya nadie cree en planes de futuro del Banco Ceiss ni en la promesa de mantener el compromiso de seguir siendo una entidad de crédito y compromiso con el tejido económico, social y cultural de la región.
La prueba de esa nula credibilidad es que los ahorradores van retirando sus ahorros a medida que cumplen sus plazos (desde que se destapó el fraude, más de 600 millones de euros han salido del banco Ceiss y sigue en cascada la retirada de capital), porque temen que Banco Ceiss continúe siendo la ruina de clientes y ahorradores; máxime tras las declaraciones del vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de la Competencia, Joaquín Almunia: “Mucha gente ha sido engañada y estafada. No eran un depósito ni un producto financiero estable y seguro. En realidad compraban un activo con capacidad de absorción de pérdidas (…)”.
La entidad de Castilla y León no puede salir ahora a los medios de comunicación asegurando que la propuesta de Unicaja es “mejor alternativa que otras salidas desconocidas y arriesgadas”. Los tenedores de acciones y bonos de Ceiss han sido engañados, maltratados y menospreciados, por eso ya no se admiten falsas componendas ni absurdas promesas. Los reclamos que hace Banco Ceiss simplemente se toman a mofa, sin más. Ha sido penoso en qué han acabado convirtiéndose Caja España y Caja Duero; en este momento solo hay un camino, que es el mismo que ya apuntó Joaquín Almunia: “Esta lamentable situación exige la reparación de los daños ocasionados al patrimonio de los preferentistas y a los titulares de deuda subordinada, así como la exigencia de responsabilidades a quienes han organizado esa estafa”. ¿Más claro?
En esa pérdida de confianza del Banco Ceiss está la clave para impedir, hasta donde se pueda, que Unicaja se haga con la entidad castellana y leonesa. Es de supone que no va a tener el apoyo de la plantilla de la entidad ni de la clientela. Y si las instituciones dan su apoyo a ese engendro que se pretende, estaremos ante otro fraude de calado incalculable. En las próximas elecciones autonómicas, PSOE y PP deben pagar su culpa por el desmantelamiento del tejido financiero que eran las cajas de ahorro, aunque el daño ya está hecho.
Una vez más hay que recalcar que, si Banco Ceiss debe seguir existiendo en el futuro, la solución pasa por abandonar el proceso de absorción, reflotar la entidad con el fin de devolver el patrimonio personal a los defraudados, así como poner a la venta el descomunal patrimonio de la entidad, además de reducir aún más la plantilla para generar más ahorro. Cualquier otra opción seguirá el camino de la desconfianza, a la vez que los agujeros de Banco Ceiss irán en aumento. Los promotores de los fraudulentos productos financieros deben asumir sus responsabilidades, al igual que los directores de sucursales inducidos al fraude; ambas partes deben hacerse cargo de la compensación a preferentistas y titulares de deuda subordinada.