Además de aprender a escuchar, no estaría mal que se diera un paseíto por algunos hospitales de nuestra comunidad. Precisamente, por ser usuario ocasional de uno de ellos en Valladolid, puedo dar fe de que hay un sabido abandono.
Le pongo, por ejemplo, el Hospital Clínico Universitario. Ahí me he encontrado con que existe un mobiliario viejísimo e incómodo; en muchos casos no tienen las medicinas que deben tomar los pacientes; las máquinas rechinan y chillan por los pasillos como si fueran herencia de la revolución industrial más cutre; la falta de mantenimiento es abrumadora y permanente; los baños carecen de toallas y los pacientes se ven obligados a llevarlas de su casa; el agua de los grifos espanta,…y un largo etcétera. No entramos en los temas de personal, cuyo recorte es más propio de una economía de guerra que de un hospital en el que se atiende a media capital y media provincia de Valladolid.