Visita al castillo y viaje a sus entrañas.
Tiene una torre del homenaje de 30 metros de altura y bajo sus pies otros 30 metros de escaleras que bajan a un pozo (Ver AQUÍ)
En esta ocasión me acompañan Fernando Retor y Agustín García Maestro. (Ver http://www.guilleenruta.es)
Propiedad del castillo
El Castillo de Portillo pertenece a la Universidad de Valladolid, pero la Asociación de Amigos de los Castillos son los que realmente se encargan de todo.
Siglos XIX, XX y XXI:
* FUENTE: Wikipedia / Según los documentos fechados en 1865, el castillo fue tasado en 735 221 reales y capitalizado en 14 400 reales para pública subasta como finca propiedad del ramo de Guerra que la posee quieta y pacíficamente desde que el Estado se incautó de la misma. El juez de primera instancia de Olmedo adjudicó la finca a Bonifacio Taboada, párroco de Arrabal de Portillo, en 15 000 reales a pagar en 10 plazos. Así lo aprobó el 21 de abril de 1865 la Junta Superior de Ventas de Bienes Nacionales.
Tras la muerte del párroco, los testamentarios sacaron otra vez a subasta la finca, esta vez como finca urbana dividida en 17 partes, de las cuales Victoriano Chicote compró 8 el 18 de enero de 1899 por valor de 700 pts. Más tarde consiguió comprar a sus condueños otras 4 partes, quedando 2 partes sin poderse adicionar. En las escrituras hay una cláusula que dice:
Al adquirir las referidas partes de dicho castillo entró en el ánimo de los vendedores que se conservase como recuerdo histórico de la población y así se entenderá transmitirlo a D. Victoriano Chicote, que no podrá intentar su demolición y procurará su embellecimiento y, si no lo hiciere, caducará la cesión en beneficio de los condueños comparecientes, pudiendo solo enagenarlo con tales condiciones. (Enagenarlo: escrito con ge en el original).12
En algún momento de finales del siglo XIX o principios del XX, el castillo pasó a ser propiedad de Juan del Río, labrador y rico hacendado, padre de Pío del Río Hortega –investigador, histólogo y médico, personaje importante en el mundo de la medicina-. Del Río Hortega fue también propietario del castillo y a su muerte lo dejó en herencia a la Facultad de Filosofía y Letras, por lo que el castillo ha pasado a ser propiedad de la Universidad de Valladolid. Está parcialmente restaurado y es visitable.
Abandonado por la Universidad de Valladolid.
No tiene desperdicio lo que nos dice Javier Bernard (Presidente provincial de la A.E.A.C.) en el programa de fiestas de Portillo del año 1983.
En una breve reseña que titula “Portillo: un pueblo para un castillo”, viene a decir que el castillo es legalmente de la Universidad de Valladolid y, precisamente por eso, adquiere aún más valor el interés de los portillanos hacia su castillo, “ya que tradicionalmente los pueblos viven de espaldas o con desinterés hacia el mismo por ser propiedad de personas ajenas al lugar que, incluso, viven a mucha distancia,…”
Si Don Pío del Río Hortega donó al morir la titularidad a la reseñada Universidad, no fue porque no se sintiera identificado con el pueblo o amara menos a éste, sino porque por aquel entonces el nivel cultural medio de los españoles no era garantía del respeto y conservación a “las piedras de tan venerables ruinas”.
Lo dicho por Bernard es una verdad categórica. Los castillos, en muchas ocasiones, se han convertido en cantera de fácil material y barato para otras construcciones. Incluso, en muchas ocasiones, han sido el escenario de competiciones y exhibiciones de fuerza entre grupos de jóvenes, teniendo como objetivo el derribo de las almenas “en una orgía desenfrenada de destrucción”.
Javier Bernard no deja pasar la ocasión para aludir a las ironías del destino, pues quienes tenían que haber custodiado el castillo muy poco, o nada, han hecho por el. En 1983, el presidente de Asociación Española de Amigos de los Castillos, ni siquiera quería hablar del tema de la “reconstrucción” de las almenas, sobre todo por la indignidad e innobleza del material empleado. De ahí que tuviera “la absoluta seguridad de que hoy don Pío hubiera vuelto a cambiar el testamento a favor del pueblo”.
A nadie se le oculta que la Universidad de Valladolid ha mantenido, desde siempre, una actitud pasiva y una evidente desidia hacia el castillo de Portillo. Lo que sí ha cumplido ha sido lo de venir una vez al año a Portillo, pero a comer mantecados pagados pro el Consistorio, como dice mi ilustre amigo en plantilla de la UVA.
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MEDITACIÓN:
En el histórico castillo de Portillo
Por Francisco Mendizábal.- En programa de Fiestas Portillo de 1985
Vista levantada del castillo de Portillo
Decía Mendizábal en la fuente que arriba citamos que, “no hay en toda España, por mucho que se busque, otros lugares más propicios a la meditación que estos viejos castillos de Castilla”.
¡Cómo brinda al historiador el castillo de Portillo tema abundoso para entrar en meditación! ¡Cuántos recuerdos le traen a la mente! ¡Cuántas hazañas, cuántas bizarrías, pero cuántas amarguras, qué íntimo dolor parece que respiran las centenarias piedras de la erguida fortaleza! Acaso no haya otro lugar como éste para tal meditación.
¿Dónde mejor que aquí, revivida la figura del condestable don Álvaro de Luna, para pensar en lo fugaz y transitorio del podería humano, lo efímero de la gloria terrena, lo deleznable y quebradizo de la máxima omnipotencia mundanal?
No ha habido en la historia de España otro igual trance que el de don Álvaro de Luna. Y la historia del condestable, el magnate “más poderoso que el rey” y luego el último de sus vasallos …, es en el castillo de Portillo donde se rememora, donde se resume y condena.
(…)
¡Cuántos días, (…) viste llegar triunfador y arrogante al Condestable (…) con vítores y hurras de triunfo!
Pero un día vístele venir silencioso, sobre una torda mula, rodeado de rígidos caballeros que le trataban más como a reo que como a señor.
Y a poco salió de tu seno, cabalgando otra vez en mula, ahora con más nutrida escolta de guardianes, a la orden de Diego de Estúñiga, portador de la sentencia que iba a cumplirse en Valladolid. Aún parecen vibrar en el aire las resignadas palabras del conducido.
¿Quién más que tú, castillo de Portillo, sufrió la desventura de tal mudanza? ¿Qué se hizo de tus tesoros? ¿Qué de tus grandezas? Hoy, bajo tus seculares piedras, no cobijas sino soledad, ruina, muerte…