Archivo diario: 12 agosto, 2013

Para algunos catalanes, el Quijote se escribió en catalán

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DIARIO LIBERAL / El Quijote de la Mancha se escribió en catalán porque Miguel de Cervantes era catalán y se llamaba en realidad Joan Miquel Servent, según el curso “universitario” celebrado el pasado fin de semana en Crespiá, Gerona.

Según informa El Mundo, el curso estuvo organizado por el Instituto Nueva Historia, dirigido por Jordi Bilbeny, que se hizo famoso por sostener que Cristóbal Colón se llamó en realidad Cristófor Colom y era un noble catalán y que fue Cataluña quien descubrió América.

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Así acudió al cadalso don Álvaro de Luna

Don Álvaro de Luna - Lienzo de 1791.

Don Álvaro de Luna – Lienzo de 1791.

* FUENTE: BABBILONIA

El día 31 de Mayo de 1453 fue trasladado a Portillo. Fue trasladado desde Burgos a Valladolid y desde Valladolid a la villa de Portillo y puesto a buen racaudo, “fízolo poner en fierros y en una jaola de madera”, escribe Pérez de Guzmán en sus “Generaciones y semblanzas”. Dicho traslado se produjo tras una serie de acontecimientos bastante turbios. Ese mismo día, a don Álvaro le fue notificada su condena a muerte.

Según se cuenta en un especial de fiestas de Portillo del año 1981 (elaborado por la revista RESINA de Mojados), Luis Calabia aporta una serie de datos sumamente interesantes. En un manuscrito de Zarauz, encontrado por el profesor don León del Corral, hay testigos para todo (esos papeles fueron guardados muchos años en la Casa del Sol, de Valladolid, una de las mejores bibliotecas del siglo XVII, pero fueron mal repartidos por los herederos del conde de Gondomar y del falso proceso urdido una copia fue a parar a Zarauz y otra más completa a la Biblioteca nacional).

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De la milagrera fuente a la cruz del “pelícano”

Imagen de la cruz del pelícano, junto a la alfarería de La Macetera, a la entrada de Arrabal.

Imagen de la cruz del pelícano, junto a la alfarería de La Macetera, a la entrada de Arrabal.

Antonio de Nicolás, en su libro “Portillo: recuerdos de una villa castellana”, nos narra muchas cuestiones muy curiosas. En este punto nos vamos a centrar en la fuente del convento de los agustinos recoletos (ya hemos hablado de él en otro apartado) y en la cruz del “pelícano”:

El Convento agustino de la Fuente Santa (así aparece en el libro de Nicolás) estaba situado a un kilómtero del Arrabal,… Por esta época destacaba un edificio cercado de piedra, al que daba acceso una puerta de dos hojas. Poseía un bien cultivado huerto, junto a una gigantesca olma de más de seis metros de cincunferencia. Las portillanas acudían a su fuente, en otro tiempo milagrera, a llenar sus cántaros, hasta que la villa se alimentó del manantial del arroyo Viñuelas.

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