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Muerte de Don Alvaro de Luna
Con triste y grave semblante
oyendo está la sentencia
el Condestable de Luna,
sin género de flaqueza.
No le ha turbado el temor
de la muerte, ni el afrenta
del acusado delito;
antes dice con paciencia:
“Justo pago ha dado el cielo
a mi privanza soberbia,
que de servicios humildes
favores de un rey la engendra,
pues como hiedra en sus brazos
creció, y en fin, como hiedra,
en faltándole su sombra
no hay cosa que no la ofenda.
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