Montoro huele a sarmiento quemado, sobre todo después de salir de Salamanca con el rabo entre las piernas, algo que ha silenciado la prensa de derechas.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, temía que en Castilla y León se le echaran encima durante la Interparlamentaria del fin de semana en Salamanca. Ya se sabía que había sentado muy mal la negociación a la carta con la Generalitat catalana. Incluso Herrera y la consejera de Hacienda anunciaron que no iban a consentir que los sacrificios de Castilla y de León pagaran los caprichos catalanes de la fraudulenta inmersión lingüística, la represión del castellano, las inútiles embajadas de Cataluña y otras zarandajas de dudoso pelaje.